EXTERIOR INVERNADEROS. Capítulo 3. Un organismo vivo que contribuye al desarrollo óptimo de nuestras plantas: el suelo

Cuando decimos que el suelo es un ser vivo nos referimos a que contiene en su interior una ingente multitud de organismos vivos que influyen de forma directa (tanto positiva como negativamente) en el desarrollo de las plantas, debiendo ser nuestra habilidad como agricultores conseguir que la mayoría de esos organismos vivos sean precisamente aquellos que favorezcan el óptimo crecimiento de nuestras plantas, destacando en ese conjunto de seres vivos los hongos micorrízicos, las rizobacterias y las lombrices de tierra.

 

a) Hongos micorrízicos

Los hongos pueden ser saprófitos (los que descomponen la materia orgánica), patógenos, (por tanto, los causantes de diversas enfermedades a las plantas) y simbióticos, estableciendo en este caso unas relaciones de simbiosis con las plantas en donde ambos organismos salen beneficiados.

Dentro de los hongos simbióticos tenemos los hongos micorrízicos (Filo Glomeromicota) cuyas hifas (unos finos filamentos de color blanquecino) o bien rodean a las raíces de las plantas (ectomicorrizas) o bien se introducen dentro de las células de esas raíces (endomicorrizas), formando en ambos casos ese conjunto de hifas y raíces una estructura denominada micorriza (de ahí su nombre, “mico = hongo” y “rriza = raíz”).

Gracias a la formación de esta micorriza la planta puede transferir al hongo productos resultantes de su fotosíntesis, como pueden ser hidratos de carbono (azúcares), aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas u hormonas que transportan a través del floema (tejido conductor por el cual circula la savia elaborada), mientras que los hongos proporcionan al vegetal múltiples beneficios, entre los que destacamos los siguientes:

  • al ser el diámetro de las hifas mucho más pequeño que el de las raíces pueden introducirse por poros (o huecos) del suelo por los cuales no pueden pasar las raíces, lo que implica que los hongos podrán acceder a unos recursos hídricos y elementos (sales) minerales que son inaccesibles para las plantas, aunque gracias a esta simbiosis las plantas sí podrán finalmente absorber esos recursos vía hongo, comportándose por tanto las hifas de los hongos como si fuesen una prolongación de las raíces del vegetal,
  • por otro lado, y dado que la longitud de las hifas de los hongos es muchísimo mayor que la longitud de las raíces, las plantas pueden absorber agua y sales minerales de zonas del suelo a las cuales nunca llegan sus raíces,
  • y puesto que las plantas van a disponer, gracias a la presencia de esos hongos micorrízicos, de una mayor disposición de agua y nutrientes, dichas plantas van a tener una mayor tasa de fotosíntesis, lo que conllevará que presenten un mayor desarrollo vegetativo y de producción de flores…, y ya sabemos que la presencia de flores es muy importante para nuestra estrategia de plantas reservorio,
  • además, por competencia interespecífica los hongos micorrízicos dificultan que los hongos patógenos lleguen hasta las raíces, consiguiendo de esta manera que el porcentaje de patologías micóticas sea mucho menor,
  • y, finalmente, les proporcionan a las plantas compuestos hormonales que son fundamentales para su desarrollo.

 

Los beneficios que aportan las micorrizas pueden observarse visualmente en muy poco tiempo. En la fotografía inferior vemos que en tan solo 45 días la planta de la izquierda con micorrizas presenta un desarrollo mucho mayor que la planta de la derecha sin micorrizas.

 

Por consiguiente, y ante los indudables beneficios que aportan, recomendamos inocular hongos micorrízicos en el sustrato de las plantas reservorio antes de su plantación, ¡¡siendo esta recomendación igualmente válida para nuestros cultivos agrícolas, ya que los beneficios son los mismos!!

 

b) Rizobacterias

Las rizobacterias son un conjunto de especies (o cepas) bacterianas que se han adaptado a vivir en un ecosistema denominado rizosfera, o sea, esa parte del suelo que se extiende de 1 a 3 milímetros desde la superficie de las raíces hacia el suelo adyacente, estableciendo algunas de esas especies relaciones de simbiosis con el mundo vegetal con sus correspondientes aportaciones de beneficios, entre los que destacamos los siguientes:

  • además de que secretan sustancias antimicrobianas, su abundancia en torno a las raíces dificulta que las rizobacterias patógenas puedan acceder físicamente a las raíces, contribuyendo así a reducir la incidencia de enfermedades bacterianas a nivel de las raíces,
  • sintetizan compuestos bioquímicos que, tras su absorción, favorecen el crecimiento de las plantas, como por ejemplo fitohormonas (que promueven el enraizamiento), gibelinas, citocininas….,
  • contribuyen a una mejor absorción de las sales minerales por parte de las plantas,
  • además de que algunas cepas bacterianas están especializadas en la fijación del nitrógeno atmosférico a nivel de las raíces, lo que contribuye a reducir el uso de abonos nitrogenados.

 

¿Y qué ganan las rizobacterias con esta simbiosis? Pues al igual que los hongos micorrízicos, absorberán una serie de sustancias fundamentales para ellos (hidratos de carbono, proteínas, grasas, etc.) procedentes de la fotosíntesis de la planta.

Dado los múltiples beneficios que aportan las rizobacterias, también recomendamos en este caso inocular rizobacterias en el sustrato de las plantas reservorio antes de su plantación, ¡¡siendo esta recomendación igualmente válida para nuestros cultivos agrícolas, ya que los beneficios son los mismos!!

 

c) Lombrices de tierra

Charles Darwin, el naturalista inglés que en el siglo XIX estableció las bases de la evolución de los seres vivos con su libro “Sobre la evolución de los seres vivos por selección natural”, afirmó sobre las lombrices de tierra (Lumbricus terrestris) que «es dudoso que existan otros animales que hayan jugado un papel más importante en la historia del mundo que estas criaturas de organización tan simple».

Efectivamente, observar que tenemos lombrices de tierra en el suelo de nuestros setos e islas de vegetación (e igualmente, en el suelo de los cultivos agrícolas) es el mejor indicador de que tenemos unos suelos saludables, ya que las lombrices:

  • están construyendo constantemente galerías (eso sí, sin afectar a las raíces, ya que solo se alimentan de materia orgánica muerta y las raíces es materia orgánica viva), lo que contribuye a que haya una buena porosidad en el suelo, y si hay porosidad significa que hay aire en su interior, un aire que es fundamental para las plantas, ya que a veces se olvida que las plantas también respiran a través de sus raíces (por eso cuando los suelos se encharcan y el aire de los poros es reemplazado por el agua las plantas se asfixian y mueren),
  • asimismo, esas galerías tienen el diámetro óptimo para que las raíces se extiendan por su interior, lo que contribuye a aumentar la extensión (o biomasa) de las raíces, lo que implicará mayores absorciones de agua y nutrientes,
  • al alimentarse de materia orgánica muerta transforman su amoniaco y nitritos (que no pueden ser absorbidos por las plantas) en nitratos que son expulsados a través de sus deyecciones, un nutriente que ya sí puede ser asimilado directamente por las plantas,
  • asimismo, sus deyecciones son una fuente de alimentación para nuestros hongos micorrízicos y rizobacterias beneficiosas.

 

Conclusión: desde hace millones de años ciertos organismos que se encuentran en el suelo están estableciendo relaciones de simbiosis con las plantas, por lo que seguir permitiendo, o favoreciendo, que esas relaciones de simbiosis continúen presentes en nuestros suelos agrícolas favorecerá que se pueda conseguir altas producciones de flores en nuestras plantas reservorio…., o de cosechas en el caso de cultivos agrícolas.

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